Albert Renger-Patzsch. Eisen und Stahl. Berlin: H. Reckendorf, 1931
“¿Es arte la fotografía? ¿Le pertenece la fotografía al museo? Los pictorialistas del cambio de siglo respondieron a estascuestiones con un inequívoco 'sí'; recurrieron a pinceles, aceites y pigmentos y crearon a partir de ahí imágenes que apenas podían ser reconocidas como fotografías. La Primera Guerra Mundial, como primera guerra tecnológica, trajo consigo un cambio en estas convicciones. El impresionismo fotográfico había quedado obsoleto. En su lugar, se exigía un trato con la imagen que se adecuase a los medios. Ello suponía el abandono de las intervenciones manipuladoras tanto en negativo como en positivo, el abandono de las lentes que difuminaban los contornos, y el abandono de un encuadre que provenía de la pintura convencional. Paul Strand, en los Estados Unidos, y Albert Renger-Patzsch, en Alemania, se erigieron en este sentido como los protagonistas de la fotografía neo-objetiva. 'Por consiguiente, nosotros les dejamos el arte a los artistas', había afirmado el último de ellos en 1927, 'y, con los medios fotográficos, intentamos crear fotografías que puedan perdurar envirtud de sus cualidades fotográficas, sin que se las tomemos prestadas al arte.' En 1927, apareció el libro pionero de Renger-Patzsch El mundo es bello (Die Welt ist schön); en 1930, su volumen programático Hierro y Acero (Eisen und Stahl): ambos destacados documentos de una nueva Straight Photography y, desde hace mucho, objetos codiciados por los coleccionistas.”
Hans-Michael Koetzle. Momentos estelares: la fotografía en el siglo XX. Madrid: Círculo de Bellas Artes, 2007 (p. 60)